Ivanovich

Tú y yo... Tengo 69 formas, o más, de hacerte feliz.

La última vez fue hace mucho tiempo, pensé que nunca más lo volvería a hacer. Esta noche valió la pena arriesgar todo. ¡Un trío perfecto! La luna, tú y yo.

La gente habla bien o mal de mí, no importa, mientras hablen de mí.

-!Oye! te invito a la fiesta de mi cuerpo. En ella, tus delicados dedos podrán recorrer la pista de mi piel, tus suaves labios beberán del carnaval de mi insaci able boca, tu vibración pondrá ritmo al ambiente nocturno, las luces de tus ojos iluminarán dentro de mi pecho. Cita: tu costa caribeña casi esquina de mi mar embravecido... -!Calla!... guardemos el romance, ardamos nuestros cuerpos.

Y desde lo alto de su majestuosa torre, al tocar el alba, la hermosa princesa de ropas de los santos días idos, de sedoso cabello, piel de terciopelo durazno y azúcar morena, con melodiosa voz exclamó a todo pulmón. -¡Ah no mames, pinche día, que vergas! Y la magia se rompió.

Mi profesión, de las más antiguas, y mis honorarios cobrados tan caros como un gusto fino, vendo de mi piel las sensaciones; y del tabú, las morbosas experiencias y la pasión.  Bravo como toro mecánico, mis credenciales avalan mi buena reputación, entre lenguas mi seudónimo se ahoga en saliva; profesional sin estudios, pero empírico desde joven, no por necesidad sino por gusto y dedicación. Tantas putas batallas he peleado, tantas putas veces he muerto y revivid o en cada puta confrontación. Puta guerra que disfruto, que lucho y que gano, no por vencer sino por puta satisfacción. Puta vida, puta tú, puto yo. Me he herido, mi sangre es abundante como una procesión. Dije ¡me he herido! quien tiene el arma manchada en manos soy yo, mi marcha luctuosa estará llena de asesinos, ladrones, mentirosos y uno que otro adulador, marabunta que puntearás tú y otro, que no soy yo. Este encuentro no te lo cobro, estamos en tregua, aunque tengo lista mi bandera blanca para rendirme pron